viernes, 17 de abril de 2009

DIFUSORES: AL FINAL, SE IMPONE LA POLÍTICA…


Efectivamente, parece ya muy repetitivo, pero parece que la FIA no deja de sorprendernos. Lo único positivo de la resolución de la Corte de Apelación es que finalmente, vamos a dejarnos de especulaciones, y las cartas están ya sobre la mesa. Por fin, podremos olvidarnos de tanta controversia y que cada uno haga lo que pueda con lo que hay.
Es posible que los equipos punteros tarden aún algún tiempo en copiar los diseños de los difusores, pero también es verdad que tanto Brawn GP, como Toyota y Williams, tienen aún mucho que mejorar en lo referente al KERS. Lo que está claro, es que una vez más, los gerifaltes de este negocio han conseguido lo que se proponían. Una carrera contrarreloj, en la que a partir de mitad de temporada, unos lucharán por recuperar el tiempo perdido, y otros por administrar la ventaja obtenida en las primeras carreras. Resultado: Emoción hasta el final. Pero la cuestión es... ¿A costa de qué?

Analizando todo lo ocurrido alrededor de los difusores en estos primeros compases de la temporada, uno no puede evitar quedarse atónito.

Me resulta bastante difícil comprender, cómo pueden autorizar el uso de los citados diseños cuando el equipo Red Bull ya consultó al Director de Carrera y Jefe del Departamento Técnico de la FIA Charlie Whiting el pasado mes de agosto, una solución muy similar, y les fue denegada por no cumplir con la norma.

Tampoco entiendo muy bien, cómo la Federación puede aceptar unos difusores que aunque aprovechándose un defecto de forma, contravienen claramente el espíritu de la norma.

Me cuesta asimilar, que en un entorno de reducción de costes, se adopte una decisión que va a disparar sin duda los gastos de la mayoría de las escuderías.

Pero ante todo, me parece una auténtica imbecilidad, que después de todos los esfuerzos realizados para propiciar los adelantamientos, reduciendo el apoyo aerodinámico, aumentando el agarre mecánico e introduciendo el KERS, se decanten ahora por unos difusores que provocan demasiadas turbulencias y no permiten acercarse al coche precedente.

Ante lo absurdo de la situación, es difícil encontrar una justificación a todo este despropósito, sin embargo valga como explicación que los que han tomado la decisión distan mucho de la objetividad. Si la resolución hubiera dependido de la justicia ordinaria, otro gallo habría cantado.

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