… Y vuelve de la mano de Ross Brawn, ingeniero con el que ganó todos sus mundiales. Y vuelve con Mercedes, la marca que lo llevó a la Fórmula 1 (aunque debutara allá por 1991 a los mandos de un Jordan-Ford). Y vuelve a bordo del monoplaza que fue la revolución de la temporada pasada, quizás el coche más caro de la historia de la Fórmula 1, el heredero de la extinta Honda. Vuelve el piloto que más mundiales ha ganado, siete, que más victorias ha conseguido, noventa y una, que más veces ha obtenido la Pole Position, sesenta y ocho, y que más puntos y victorias ha logrado en una sola temporada. Vuelve el hombre de todos los récords. Vuelve el artífice de remontadas increíbles. Vuelve el piloto capaz de ganar un mundial, en 1994, embistiendo a Damon Hill para proteger el punto que le hacía campeón, tras quedarse sin posibilidad de terminar el último Gran Premio de la temporada. Vuelve el campeón que era descalificado en 1997 por intentar repetir la misma maniobra con Jacques Villeneuve. Vuelve el único genio capaz de “aparcar” su Ferrari en la Rascasse para evitar que Fernando Alonso le arrebatara la Pole del GP de Mónaco en 2006. Vuelve el gurú de Spa-Francorchamps. Circuito donde debutó en 1991, logró su primera victoria en 1992, subió a lo más alto del podium en seis ocasiones, sufrió uno de los mejores adelantamientos de La Historia (Mika Häkkinen con Zonta por testigo), y donde estuvo a punto de llegar a las manos con David Coulthard en 1998 tras provocar el escocés un accidente bajo una tromba de agua, que echaba por tierra una segura victoria del alemán.
Vuelve uno de los mejores pilotos bajo la lluvia (ganó 17 de sus primeras 30 carreras sobre el líquido elemento). Vuelve el piloto que devolvió el título de constructores a Ferrari tras de 16 años de sequía y el de pilotos después de 21 años. Vuelve el piloto que dio un vuelco a las órdenes de equipo cuando Rubens Barrichello fue obligado a dejarle descaradamente pasar sobre la misma línea de meta durante el GP de Austria de 2002 -gesto que el alemán le devolvió ese mismo año en EEUU una vez asegurada su quinta corona, con la que igualaba el récord de Juan Manuel Fangio-. Vuelve el apodado Barón Rojo –aunque poco se parecieran los monoplazas de Ferrari al Fokker DRI o al Albatros Biplano del gran Von Richthofen, la nacionalidad, el común color de sus monturas y las 88 victorias del legendario As de la aviación, tres menos que el de Kerpen, debieron parecerle a algún iluminado razón suficiente para semejante analogía-. Vuelve el rival sin piedad –en eso sí que poco o nada se parecía al bueno del Barón, que permitía escapar a sus enemigos heridos-. Vuelve el Premio Príncipe de Asturias de los deportes 2007. Vuelve el filántropo. Vuelve el genio y figura. Vuelve Él. EL KAISER.
Y vuelve para ganar, como no podía ser de otra forma. Vuelve para emular a Niki Lauda, que ganó su tercera corona tras dos años apartado de los circuitos, y otros dos de lucha por volver a lo más alto. Para tratar de imitar al Profesor, Alain Prost, de nuevo campeón a la vuelta de su año sabático. O al menos, para lograr una victoria al estilo de Nigel Mansell en su retorno –precipitado por la desaparición de Ayrton Senna- al gran circo. Vuelve para estar arriba, para pegar un golpe de palmarés sobre la mesa. Y ¿quién sabe? Para tratar de superar al campeón español que le doblegó en sus últimos años como piloto oficial de Maranello.
Pero el retorno del más laureado, no será en absoluto sencillo. Se topará con monoplazas y neumáticos muy diferentes tras tres años de incesantes cambios. Se encontrará con la sangre nueva que viene apretando fuerte. Los peligrosísimos Hamilton y Vettel. Su joven compañero de equipo, Nico Rosberg, que no le pondrá las cosas en bandeja como ya hicieran antaño Barrichello o Massa -precisamente, éste último, no dudará en enseñarle los dientes a su viejo maestro, y tratará de demostrarle por qué está considerado como el piloto que más ha evolucionado en los últimos años-. Y cómo no, se tropezará con todo un bicampeón del mundo, forjado en mil batallas, en su mejor momento y, caprichos del destino, sentado en el asiento que otrora le perteneciera.
A su favor, sin embargo tendrá los apoyos que el pasado año el equipo de Brackley tanto echó de menos. Tendrá de su lado a grandes marcas como Mercedes y Petronas. Los monoplazas de Ross Brawn ya no deberán ir de circuito en circuito “con lo puesto”, y dispondrán de recursos y capacidad de reacción. Tendrá de su parte a prensa y aficionados. Disfrutará del respaldo de Bernie Ecclestone, que no dudará en explotar al máximo su más reciente filón. Dispondrá, por supuesto, de un gran aliado a la cabeza de los mandamases, su antiguo jefe y máximo valedor, el flamante presidente de la FIA, Jean Todt. Y será, junto a Rubens Barrichello, el único piloto que ha corrido en una Fórmula 1 sin repostajes.
Vuelve tras un intento fallido la pasada temporada -algunos dicen que por su maltrecho cuello, otros, las malas lenguas, argumentan que su rendimiento en las pruebas estuvo muy por debajo de lo esperado-. Fuera como fuese, sería osado no considerar al piloto alemán como claro candidato a estar en lo más alto –tal vez no por tres años, el tiempo lo dirá-, pero por ahora, sin duda, se lo ha ganado. ¿Alguien se lo va a perder?
Seamos serios, vuelve un piloto de 42 años que lleva los dos últimos viendo las carreras desde el pit lane y vuelve a una escudería que ganó el mundial del año pasado gracias al favor de la FIA autorizando unos difusores traseros y un fondo plano ILEGALES!!!. Porque recordemos que cuando los grandes se pusieron las pilas, Braun desapareció de los primeros puestos hasta el punto de peligrar los dos títulos (el de pilotos y el de constructores). Sólo la inexperiencia de Red Bull y de Sebastian Vettel (que nunca se creyeron campeones) y la tardia reacción de Mclaren (por tener a ese niñato, con un título del mundo conseguido de carambola y en los despachos, de piloto y a un escudero que se esconde por los circuitos) propiciaron que el mundial se fuera para la escudería del que dicen genio de los estrategas.
ResponderEliminarResumiendo, vuelve el Kaiser con sus 7 títulos mundiales, con la escudería Mercedes GP. Suena muy bien, pero no para ganar un mundial ni mucho menos, creo que estará entre los mejores en algunos premios, pero ni mucho menos será un rival a batir en la carrera para el título mundial. Queda por ver su fondo fisico en circuitos donde los mejor preparados tienen que ayudarles a subir a lo mas alto del podium.
De todas maneras me gustará ver como Alonso le pulveriza y sobre todo me gustaría ver como el Kaiser mea en los alerones del niñato de Hamilton y se dan cuenta en Mclaren que lo que tienen es un CONDUCTOR DE COCHES RÁPIDOS Y NO UN PILOTO DE F1.
SALUDOS, JUAN
Hola Juan,
ResponderEliminarMuchas gracias por tus comentarios. Es cierto que el equipo Brawn GP se vio claramente beneficiado por una interpretación cuando menos controvertida de las reglas. Sin embargo, finalmente sus diseños fueron aceptados, y la base para el monoplaza de 2010 es la misma. Por tanto, pensar que la escudería de Brackley no estará a la altura de las circunstancias, es un poco prematuro en estos momentos. La pérdida de su ventaja inicial el año pasado, fue más debida a la mejora de sus rivales, su escaso presupuesto, y a tener un ojo puesto en el próximo mundial (dada la gran ventaja de la que disponían, y a unas más que probables conversaciones con Mercedes para llegar al acuerdo que finalmente fraguó), que a un “bajón” de rendimiento.
Red Bull, no cometerá los mismos errores del pasado, y parte de una posición privilegiada. Ferrari, que empezó a trabajar el primero en el monoplaza de 2010, tiene todos los números para empezar el mundial desde arriba. Y McLaren será quizás el que más sufrirá para luchar desde el principio, tal vez acusando el esfuerzo realizado durante toda la temporada 2009.
En cuanto a Michael Schumacher, su estado físico efectivamente es una incógnita, aunque de momento, su palmarés, y su capacidad de sufrimiento dentro de un bólido en el pasado, le avalan. Veremos si “el que tuvo, retuvo”, o si como bien dices, es sólo capaz de luchar por puntuales victorias en momentos propicios. Aunque guerra, seguro que dará.
En cualquier caso, lo que es innegable es que nos espera una temporada de lo más emocionante, con la mejor parrilla desde 1991 cuando Senna, Prost, Mansell, Piquet y unos jovencísimos Schumacher y Häkkinen, compartían asfalto y títulos mundiales pasados y futuros.
Un saludo